Mi primer dia de terapia


Cuando cursaba el último año de la carrera de psicología se me presentó la oportunidad de hacer terapia. Me pareció una excelente ocasión de crecimiento y un modo de adquirir experiencia en lo que yo pensaba me desempeñaría en el futuro. ¡Desde luego aprendí muchísimo más que todas las clases juntas!. 

El primer día de terapia el psicólogo puso la silla en la que se supone me tenía que sentar para hablar con él, al final de la habitación, como arrinconada al fondo. No habían más sillas donde sentarse así que yo espontáneamente, cuando lo vi esperándome, tomé la silla arrinconada y la puse más cerca de él. De pronto el hombre rompió el silencio y me dijo: ¿por qué ha cambiado de lugar la silla?, ¿quién le ha dicho que la ponga más cerca?, ¿Por qué altera usted la distancia que yo he puesto entre los dos?, ¿con qué derecho no respeta la distancia que yo he establecido?. Cuando me empezó a decir todas estas cosas no sabía donde meterme, ni qué pensar; me quedé marcando ocupado dentro de mi sin saber qué hacer, hasta que el rompió de nuevo el silencio y me dijo en tono severo: ¡váyase y regrese cuando crea haber aprendido algo más de esta lección!. 

Al otro día en clase, para los trabajos en grupo, cuando espontáneamente tenía que mover mi silla para arrimarme a los compañeros, dentro de mi había nacido un conflicto: ¿muevo la silla?, ¿A que distancia la pongo?. Cuando subía en el ascensor de la universidad había una persona dentro de el, con cara triste y los ojos llorosos. Dentro sentí el impulso de acercarme, pero por dentro seguía en shock y no me atreví a mover mi silla!: ¿me acerco o no?, ¿respeto la distancia que esa persona ha puesto o la rompo?...

Creo estaba comenzando a aprender la lección: por primera vez en mi vida era consciente que habían distancias afectivas que tenía que saber leer, interpretar, respetar ó elegir, para cada persona y para cada momento. No era fácil tomar la decisión de mover la silla o dejarla como la encontré.   

Poco a poco este incidente iba haciendo más mella en mí, hasta hacerme descubrir no sólo mi problema con las distancias, sino cómo en mi camino de madurez en el amor había buscado siempre mover mi silla buscando los primeros puestos en el banquete a los que se me había invitado. Porque cuando alguien te quiere, es tu compañero o amigo, te está invitando a su vida, a su banquete. Vives entonces la tentación de acelerarte por ocupar los primeros lugares en su corazón.

Tiene razón Jesús cuando nos recomienda no empeñarnos por ocupar los primeros puestos en el banquete de las personas que amamos, debemos esperar a que sea la misma persona la que nos indique dónde sentarnos: “ ...cuando seas invitado ve y siéntate en el último lugar, para que cuando llegue el que te invitó, te diga: Amigo ven más adelante...” (Lc 14, 10). Dejar en libertad a la persona que amo para que sea ella la que me coloque la silla y me diga dónde debo sentarme en su vida. 


Pero Jesús va más allá en su consejo en el amor: Él dice de ocupar el “último” lugar. ¿Sabes que significa ser el último para Jesús?. El último es el que “sirve”, el que está pendiente del amado y de los detalles del banquete, el que nunca se sienta porque anda en los menesteres del amor. No te preocupes por mover la silla hacia los primeros lugares, tú permanece amando, sirviendo, construyendo. El amor, si es verdadero, te sentará en el lugar que te corresponde. Solo los que saben ser últimos alcanzan la madurez y la estatura para ser dignos de ser los primeros en el corazón de alguien. 



El “último lugar” en el banquete del amor, es el lugar en el que Dios siempre coloca su silla respecto de ti: no pide nada, no llama la atención, no lucha por ocupar los primeros puestos en tu vida, ni invadirla o poseerla; Él esta allí en tu banquete, sin apenas hacer ruido, pero feliz por poder participar y conocer a tus invitados. Él también está esperando a ver dónde lo sientas, pero respeta tu libertad, tanto que puede quedarse sin silla, pero permanecerá fiel solo por estar contigo, porque te ama infinitamente.  


¡Gracias Dios mío por esa bendita silla!


Comentarios

  1. Hermana Glenda... no pude leer, pues la letra esta muy oscura y se pierde con el color del background ....

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    1. Hermana Glenda, me gustaría conocerla y escuchar su canciones inspiradas por el Espíritu Santo. Yo soy ceramista, alfarero y amo el hacer con el barro. En la canción Tú mi alfarero, me sentí amada por Dios, compartiendo esta profesión simbólica. Gracias Hermana Glenda por dedicar su vida a servir.

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  2. Hermana... logre leerlo.... y me encanto.... El ultimo puesto en el Banquete del amor.... Gracias por compartir

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  3. Una gran enseñanza, lo mejor es como se relacionan desde la perspectiva psicóloga con la de nuestras vidas pasando por Cristo.

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  4. Excelente, excelente reflexión, el último puesto en el banquete. Gracias hermana Glenda por compartir tan bella sabiduría, Dios la bendiga

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  5. Gracias Hermana, ahora comprendo mucho mejor... Bendiciones 🤗

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  6. Una gran leccion. Gracias por compartir he aprendido mucho.

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  7. Gracias Hermana Glenda por compartir esa experiencia vista con los ojos de Dios

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  8. Gracias Hermana Glenda x q e aprendido como nuestro Señor no da a conocerlo y cual es el lugar q devemos ocupar. Amén

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  9. Waoo hermana Nunca habia pensado esa interpretacion. Gracias a Dios hoy despues de casi 15 anos de dudas logre entender el porque El Senor me permitio vivir una experiencia fuerte y amarga por haber corrido la silla y no respetar el espacio...Dios la bendiga y La Virgen la acompane siempre.. En mi corazon y en mis oraciones esta presente...

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  10. Excelente reflexion, como algo tan sencillo puede dar tanta luz al corazon, Dios te bendiga Hermana Glenda y es cierto el señor se queda siempre esperando a que tu le des su lugar, no lo hace violetando tu libertad simplemente se hace el encontradizo, como en el camino de Emaus, no lo reconocemos pero esta ahi lo que pasa es que nosotros le hemos dado la ultima silla! Pero bendita sea su misericordia porque cuando lo acercamos a ser el primero es ese padre misericordioso que te ve a lo lejos y corre te pone el anillo te cambia las vestiduras y mata un codero cebado y bien lo dice su palabra buscad primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demas vendra por añadidura gracias Dios bendiga tu camino y vocacion siempre un abrazo fraterno en cristo Jesus

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  11. Una manera sencilla, para poder entender y aprender, lo que es ocupar el último lugar, tiene mucha enseñanza, saber el momento, usar la prudencia.,etc... Gracias x compartir, hermana Glenda. 🙏

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  12. Hermoso mensaje, muy "práctica " su experiencia, gracias hermana.

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  13. Grasias por esta enseñanza me servirá

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  14. Gracias Hma. Glenda, excelente reflexión, una lección para aprender. Hacía tiempo que no sabía nada de usted. Bendiciones

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  15. Hermana Glenda ....yo siento un llamado ..y no sé que hacer ...me puede ayudar

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